Col·laboracions |
2. POESIA 3. CUATRO CARTAS A MANOLO Y A LOS QUE, VENIDOS DE FUERA DE CATALUNYA, QUIEREN SER CATALANES (J. Rovira Tenas)
La paraula eutanàsia té dues definicions al diccionari; la primera és:
mort natural suau, indolent, sense agonia. Aquesta definició no
provoca cap mena de polèmica, sobretot perquè poca gent sap que
eutanàsia significa mort natural. La segona definició és: mort
provocada, sense sofriments, amb mitjans adequats, considerada delicte
en gairebé totes les legislacions. Aquesta si que provoca discussions.
ME'N TORNO A LA MUNTANYA…
TERCERA CARTA (II)
Pasemos ahora a la historia contemporánea. El periodista del periódico madrileño CAMBIO16, Javier Domingo, escribe: "Mí madre fue desterrada de Catalunya durante veinticinco años por el simple hecho de haber sido locutora en catalán en Radio Barcelona. Yo me vi privado de mi lengua materna a partir de los ocho años. He aquí otro, muy significativo, el de Sainz Rodríguez, ministro que fue de Franco en 1938: "En cierto modo, para muchos españoles (así lo reconocen ellos mismos), Catalunya es el extranjero... Ahora mismo... estamos viendo como el problema catalán lucha con los mismos prejuicios y dificultades que entonces. La España no catalana no acaba de comprender que existe un hecho diferencial en Catalunya que hay que resolver... Cuando se enfrenta España con el tema catalán, en vez de discutirlo por las buenas con Catalunya, reconociendo el hecho de sus diferencias, se brinda la posibilidad de una solución que sirva igualmente para Catalunya o para Cáceres..." (testimonio y recuerdo) "Sin embargo se continúa pensando que sí, que lo que vale para Cáceres vale para Catalunya y viceversa: he aquí la fuente de algunos conflictos actuales y próximo futuros." Los desmanes, desastres, asesinatos, etc. que, con motivo de la "Guerra Civil" (guerra debida al levantamiento de unos "españolistas") se perpetraron en Catalunya bajo la responsabilidad de un gobierno catalán, hizo que se identificara "catalán" con "rojo", como pudieron comprobarlo los catalanes que, peligrando en Catalunya, se pasaron a la España de Franco. ¡Cuántas veces no tuvieron que hacerse perdonar el ser catalanes! Que en la España franquista se respiraba odio hacia Catalunya, lo confiesan testigos del momento, franquistas o falangistas convencidos y notorios. El diario ABC, el 9 de julio de 1937, p.3, escribía: "Hoy – inútil sería ocultarlo- en muchos lugares de España un sentimiento muy acusado de rencor contra los catalanes." El mismo cofundador de la Falange, Manuel Hedilla, advertía: "Hay personas en nuestra retaguardia que no encuentran trabajo mejor que hacer por la patria si no es el de sembrar odio contra Catalunya y las provincias vascongadas." Miguel Esparza, añade: "el centralismo se convirtió en una especie de dogma político-religioso... Se declara oficial una lengua y se ponen fuera de juego las demás... Se exalta una cultura y se subestiman las otras... La unificación lingüístico-cultural se lleva a cabo por vía de exclusión de lo llamado periférico". Terminada la guerra, no vino la paz, sino el silencio producido por el miedo. Las cárceles se llenaron rápidamente, las ejecuciones en Montjuïch o en el Camp de la Bota estaban a la orden del día; cualquier gesto podía ser interpretado como “rojo” y un peligro para el Estado. Las multas se prodigaron. Al idealista que se subió a una de las torres del aéreo del puerto de Barcelona y logró que una gran bandera catalana se situara desplegada ostensiblemente desde el cable, fue detenido y, por este “crimen”, fue condenado a doce años de prisión. La lengua catalana era perseguida hasta el punto que se ha podido publicar un voluminoso libro con la lista de las leyes vejatorias. En fin; aun cuando la situación no es la que debiera ser, por lo menos esta democracia más o menos formal, para los catalanes, representa un respiro. Repito que los catalanes esperamos con paciencia una nueva España en la que quepamos todos. En esa posible España hemos pensado todos los catalanes cuando, en el servicio militar, ha llegado el momento de jurar la bandera. Pero, mientras esta España no llega ¿cómo nos íbamos a enamorar de la actual? ¿A santo de qué Catalunya tiene que sujetarse a Castilla". Esto ¿se lo han preguntado alguna vez los españoles? ¿Comprende el porqué de la ausencia de lo español en Catalunya como lo delata el que la bandera española sólo figure en los edificios oficiales, en los bancos y en los balcones de las casas consistoriales, y aun no en todas? La preparación y la celebración de los Juegos Olímpicos, esta frialdad española de Catalunya y por tanto de Barcelona, preocupó seriamente a sus organizadores, en previsión de posibles conflictos con las autoridades. Hasta hace poco, muchos, en su automóvil, exhibían la "C" de Catalunya. Esta frialdad tan palpable en toda Catalunya por todo lo español, está más que justificada. De todos modos, de prisa o lentamente todo cambia, en bien o en mal. Cambia en bien el que se estén volviendo catalanas las escuelas e instituciones religiosas de enseñanza que, salvo excepciones, hasta hace poco fueron bastiones del españolisrno más puro. Aprovechando la situación de libertad propia de la democracia y, a pesar de que la autonomía de que gozan no es, ni con mucho, la que les corresponde, los catalanes se han lanzado a crear una infinidad de grupos de barrio que organizan actividades lúdicas y culturales. La actividad musical es asombrosa. Se crean nuevas rutas turísticas, se practican deportes hasta ahora inéditos; se exhuman tradiciones olvidadas, se excavan sitios históricos hasta ahora menospreciados; se reconstruyen muchas de las más de mil iglesias románicas que todavía se mantienen en pie con sus novecientos años; se estimula la creación de grupos de teatro, de asociaciones cívicas de todas clases, O.N.G., etc. Sin duda, querido Manolo, te alegras de que Catalunya dé muestras de una vitalidad realmente extraordinaria... Y todo se hace con toda naturalidad y sin darle demasiada importancia. La insensibilidad hacia lo español fue la causa de que, con motivo de los JJ.OO., una televisión española, segura de interpretar los sentimientos de la gran mayoría de los españoles (que echaban de menos lo español en aquel extraordinario acontecimiento) organizó un debate basado en esta pregunta: "Por qué los catalanes no quieren ser españoles? Con lo expuesto hasta aquí, basta para justificar una respuesta negativa. Y basta de este tema. Entretanto, a nivel modesto, nuestro objetivo -el tuyo y el mío, querido Manolo- es que, en la calle, en el bar, entre el vecindario, en las fiestas populares, etc. el catalán sea hablado, oído y escuchado con toda naturalidad. Quiero terminar con una anécdota. En una población de la comarca de Osona, en una urbanización ocupada totalmente por andaluces, se ha inaugurado la iglesia. El párroco (lleno de vida, todavía) nacido andaluz pero traído a Catalunya cuando sólo tenia cuatro años, se pasó al catalán debido a sus estudios en el seminario. Sus palabras, en la inauguración del templo, fueron más o menos, éstas: "Si os empeñáis en que mis sermones sean en castellano, lo haré; pero me sabrá mal porque, yo, andaluz como vosotros, al decidir quedarme en Catalunya, vi que lo más sensato era ser catalán con los catalanes. También vosotros habéis decidido quedaros. Entonces ¿por qué quisierais vivir aquí como forasteros?" Y, a pesar de que algunos refunfuñaron, el catalán quedó aprobado.
Con todo el afecto, |